Ropa, peluches, juguetes y sus propias manos. Los primeros meses de vida de cualquier niño están protagonizados por una incesante necesidad de llevarse todo a la boca. Hay quien confunde este hábito con el dolor típico de los primeros dientes o incluso con hambre; este pueda ser el caso en ocasiones, pero no siempre. En muchas ocasiones, el fin es bien distinto: se trata de su propia manera de conocer y explorar el mundo que les rodea.
¿Por qué sucede esto? Es en la boca donde más terminaciones nerviosas tienen y, por lo tanto, donde mejor pueden sentir las cosas. Esa función, que cuando crezcan ocuparán sus manos, hace que tengan el impulso constante de llevarse todos los objetos a la boca. Por ese motivo, es muy importante limitar los objetos al alcance de nuestro pequeño, así como ser cuidadoso con comprar juguetes que incluyan piezas pequeñas. ¿Y qué pasa con los gérmenes? Es importante ser consciente de los peligros a los que se enfrenta nuestro pequeño: hay que estar pendiente y lavar continuamente los objetos que se llevan a la boca.
Existen objetos específicos para que se puedan llevar a la boca y satisfacer esa necesidad. Son la manera perfecta de canalizar este hábito de una manera 100% libre de peligros. Se trata de los mordedores, que también son muy útiles cuando empiezan a desarrollar los primeros dientes. El mercado ofrece grandes alternativas, completamente seguras. Jané propone una de las más divertidas: un mordedor relleno de agua esterilizada. Lo puedes encontrar en nuestra tienda online.