Dormir toda la noche del tirón y ser padres son dos conceptos que rara vez van juntos. Los bebés (y bastantes niños pequeños) suelen tener problemas para conciliar el sueño. Sobre todo porque en el caso de los bebés más pequeños, su sueño se produce a intervalos de poco tiempo, despertándose en mitad de la noche una o varias veces para alimentarse y volver a dormir.
Aunque no existe ninguna fórmula mágica para asegurarse el descanso durante toda la noche, existen una serie de técnicas que suelen funcionar y que mejorarán el sueño de esos exhaustos padres que ya no saben qué hacer para acostarse a una hora decente y dormir más de dos horas seguidas.
Los bebés duermen gran parte del día (una media de casi 18 horas diarias, muchísimo tiempo), lo que ocurre es que lo hacen a través de periodos de poco tiempo y muchos de estos momentos son durante el día. El objetivo es intentar que todos estos pequeños ratos se unan todo lo posible durante la noche para así poder adaptar el sueño del bebé a los ritmos vitales y de trabajo de los progenitores.
Una de las cosas más básicas (aunque no por ello más fáciles) es dejar a los bebés en sus cunas antes de que estén totalmente dormidos. Cuando el bebé esté adormilado, es el momento de dejarle con cuidado sobre su cunita para que así aprenda a calmarse él solo y tome un hábito adecuado. Es complicado especialmente para las madres que aún están dando el pecho, ya que los bebés pueden espabilarse con facilidad y entonces volver a estar más despiertos que antes e incluso pillarse algún berrinche, haciendo más difícil conciliar el sueño después. La mejor pista para ver si un bebé está entrando en el mundo de los sueños es observar si mueve las piernas y los brazos de forma menos vigorosa y (en el caso de que esté tomando el pecho o el biberón) ver si succiona cada vez con menos fuerza.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es el de intentar no mirar al bebé a los ojos. El contacto visual entre un bebé y sus padres es una de las formas más rápidas de activar al pequeño, y aunque es emocionante ver cómo reaccionan a las miradas, es algo que definitivamente no queremos que ocurra cuando están a punto de dormirse. Para evitar esto, hay que evitar mantener la mirada con el bebé o cantarle. No obstante, se le puede acariciar la espalda con suavidad y susurrar palabras muy bajito para ayudarle a dormir con el murmullo.
Un factor clave a la vez que obvio para facilitar el sueño del bebé es el de la iluminación. La luz, de forma natural, estimula a cualquier ser humano mientras que la oscuridad hace que el cerebro libere melatonina y ayude a conciliar el sueño. Es bueno que el bebé reconozca de forma inconsciente cuándo es de día y cuándo es de noche. Mantén la casa bien iluminada de día (salvo si esto le supone un problema para las siestas) y por la noche reduce la intensidad de la luz paulatinamente, un par de horas antes de que el bebé se vaya a dormir. Hay muchas formas de hacer esto: con lámparas de salón que ofrezcan luz tenue y difusa o luces nocturnas de tonos azules apagados. No obstante, si puedes realizar la instalación de reguladores de intensidad en tus luces habituales, esto te otorgará un gran control sobre la luz ambiente. Si el bebé se despierta por la noche, no se debe encender la luz ni llevarle a una habitación muy iluminada. Es mejor tranquilizarle sin moverle del cuarto y con la mínima luz posible. Las minicunas son ideales para esta función ya que permiten mantener al bebé cerca de los padres en su misma habitación. Si tienes planeado comprar una cuna, una tienda de bebés on line tiene la respuesta todas tus necesidades.