La alimentación de un bebé durante su primer año de vida se divide en tres etapas según las recomendaciones de la FAO y de los pediatras expertos en nutrición de Europa. La primera etapa sería el periodo lácteo en el cual la leche sería el único alimento que recibiría el bebé, una fase que dura entre 4 y 6 meses más o menos. Los bebés pueden succionar pero aún no pueden digerir determinadas proteínas y los riñones no están desarrollados para asimilar los nutrientes de otros alimentos.
El periodo de destete, también llamado Beikost, comienza a partir de los 5 o 6 meses de vida. En esta etapa se introducen poco a poco alimentos no lácteos como frutas, cereales y verduras, preparados de forma adecuada en papillas. No sustituyen a la leche materna sino que la complementan durante este periodo.
Por último la maduración digestiva, el paso a una alimentación completamente normal, debe hacerse de forma paulatina con nuevos alimentos y adecuado al desarrollo físico de cada bebé.
La leche por sí sola no aporta energía suficiente para el crecimiento del bebé a partir de los seis meses. Los nuevos alimentos pueden empezar a introducirse a partir de los 5 o 6 meses pero tampoco se recomienda retrasar este periodo ya que puede provocar pérdida de apetito y problemas como anorexia. Además, esta etapa es muy buena para adaptar el gusto a una alimentación variada y equilibrada.
La alimentación no lactante o Beikost no debe dar más del 50% de las calorías diarias durante el periodo de destete. La lactancia está asociada a tomas muy frecuentes (unas 6 u 8 veces al día) pero la alimentación Beikost reduce las tomas a 4 o 5 diarias. Es importante ofrecer agua con los alimentos sólidos, especialmente en casos de fiebre o enfermedad ya que el riesgo de deshidratación es mayor.
Lo habitual es ir sustituyendo las tomas de leche por otros alimentos (papillas de cereales, frutas o verduras) de manera que el bebé vaya asimilando nuevos alimentos y sabores. Al hacerlo paulatinamente y con grupos de alimentos separados será más fácil advertir si existe alguna intolerancia o alergia. Es normal que durante esta etapa la cantidad de alimento cambie de un día para otro según el apetito del niño.
Hay que tener cuidado con alterar las dietas recomendadas por el pediatra ya que introducir demasiado pronto algunos alimentos no adecuados puede provocar intolerancia a la leche de vaca, celiaquía, intolerancia al gluten y otras alergias. El gluten (proteínas del trigo, centeno y otros cereales) debe introducirse más tarde para reducir el riesgo de celiaquía. En su lugar se pueden introducir antes cereales como el arroz, el mijo, el maíz y el sorgo.
Los alimentos con más potencial alérgico son el huevo, el pescado y algunas fresas, por eso deben introducirse los últimos cuando el sistema digestivo se encuentre mejor desarrollado. El control del peso durante la lactancia es importante tanto para controlar posibles desnutriciones como sobrepeso y obesidad.