En nuestra sociedad la leche es una fuente de calcio muy importante y accesible. Está especialmente indicada para el crecimiento de los niños, ya que es buena para fortalecer los huesos. No obstante algunos niños pueden ser intolerantes a la lactosa, una situación un poco complicada que puede solventarse si se buscan las alternativas alimentarias adecuadas.
Lo primero que hay que matizar es que la intolerancia a la lactosa y la alergia no son la misma cosa, aunque mucha gente las confunde habitualmente. Una alergia es una respuesta del sistema inmunitario que se origina al consumir algún alimento que el organismo detecta como un agente peligroso. Entonces el cuerpo genera anticuerpos contra inmunoglobulina y se puede producir al ingerir, tocar o incluso inhalar el alimento. Los síntomas más habituales de una alergia alimentaria son urticaria, vómitos, dolor abdominal, asma o dificultades respiratorias. Por otra parte la intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir bien los alimentos y que puede derivar en problemas gastro-intestinales o en el tracto respiratorio, erupciones cutáneas, etc.
Es posible acostumbrar a un cuerpo intolerante a la lactosa, pero algunas personas tienen un déficit absoluto de lactasa, enzima del organismo capaz de digerir la lactosa. Cuando un bebé presenta intolerancia a la lactosa hay que disminuir o eliminar los productos lácteos de su dieta. Si el niño tiene niveles de lactasa bajos, es recomendable no eliminar por completo el consumo de lácteos ya que media taza de leche diaria puede tolerarse sin problemas y aporta valores altos de calcio, fósforo, potasio y varias vitaminas.
Algunos productos derivados de la leche contienen menos cantidad de lactosa y siguen teniendo muchos de sus beneficios. La mantequilla y el queso, lácteos fermentados como el yogur, la leche de cabra, el helado, la leche deslactada (algunas marcas ofrecen este producto con una lactosa inferior al 0,01%), fórmulas de soja para bebés menores de 2 años y leches de soja o arroz son buenas alternativas para los bebés con intolerancia a la proteína de la leche. Todos estos productos pueden encontrarse en una tienda online de bebés, así como tronas de bebés y artículos de alimentación y comodidad para los más pequeños.
Para mejorar el consumo de calcio sin recurrir a la lactosa tenemos suplementos de calcio, verduras de hoja verde, sardinas, salmón o brócoli entre otros productos. También existen alimentos con calcio añadido, pero hay que leer bien las etiquetas de los envases ya que la lactosa puede estar presente también en estos alimentos procesados.
Por lo tanto, si tu bebé tiene intolerancia a la lactosa no debes porqué preocuparte, ya que encontrarás múltiples soluciones que le permitirán crecer también fuerte y sano.