Anemia del lactante

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La anemia fisiológica de la lactancia, conocida comúnmente sólo como anemia del lactante, es un descenso de la cantidad de hemoglobina en sangre, una sustancia que transporta el oxígeno de desde los pulmones a los tejidos. Se produce en los primeros meses de vida del bebé y por ello se la conoce como “lactante”.

Todos los tipos de anemias se caracterizan por la reducción de hemoglobina. Algunos tipos se anemia se deben a la falta de hierro y otras están causadas por procesos crónicos. Por otro lado la anemia del lactante tiene un origen distinto ya que forma parte de un proceso natural entre la adaptación de la sangre del bebé a la vida fuera del útero. Por ello algunos especialistas consideran que se trata de algo normal y no de una patología preocupante.

La hemoglobina que utiliza el organismo del bebé dentro del útero es distinta a la que utiliza fuera del mismo. Por ello durante los primeros meses de vida transcurre una adaptación durante la cual la hemoglobina fetal se va cambiando por la hemoglobina postnatal. La oxigenación fuera del útero es mucho mayor y la hemoglobina fetal realiza una síntesis más lenta ya que no está acostumbrada a tanta cantidad de oxígeno. Cuando se estabiliza el cuerpo del niño vuelve a producir más hemoglobina en sangre para sintetizar el gran caudal de oxígeno que está recibiendo ahora. Este es el principal motivo por el cual durante las primeras semanas o incluso meses el bebé puede tener una hemoglobina más baja de la cuenta. No se trata de una anemia a causa de la falta de hierro, aunque la falta de hierro podría aumentar la anemia del lactante y complicar la patología de forma peligrosa.

Aunque la anemia del lactante no tiene síntomas visibles puede complicarse si se produce una infección o la anteriormente mencionada falta de hierro. Esto no podría considerarse entonces una anemia normal, es necesario vigilar estos niveles de hemoglobina con análisis periódicos, especialmente en niños prematuros que pueden tener más dificultades para reponer la hemoglobina perdida durante el cambio fisiológico. No obstante, estos casos suelen estar más vigilados por los pediatras.

Los pediatras valoran los niveles de hemoglobina según la edad de los bebés. Un lactante con cifras bajas de hemoglobina puede estar dentro de unos valores estables para su edad. Si el pediatra observa cifras inusualmente bajas para su nivel de desarrollo tendrá que buscar si existe algún proceso como infección o falta de hierro que esté provocando este descenso de hemoglobina. Los síntomas más visibles de una anemia agravada son la palidez de la piel y la fatiga. La anemia fisiológica no requiere tratamiento ya que no es una patología como tal sino un proceso de transición natural y sano. Si la anemia es mayor de lo habitual o se ven síntomas de complicación es posible que sea necesario algún tratamiento, llegando incluso a requerir transfusiones en los casos más graves aunque poco frecuentes. En todo caso siempre se debe acudir a los controles regulares y vigilar síntomas si hay antecedentes familiares.

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