Una de las dudas principales con las que lidian las embarazadas y, sobre todo, las primerizas, es si dar o no de mamar a su bebé. Tomar este método como la forma principal de alimentación del recién nacido tiene su beneficios y sus inconvenientes. Desde aquí queremos recalcar que es una decisión personal, que cada madre, en base a sus necesidades, deberá elegir si dar o no el pecho a su bebé. Evidentemente es el mejor alimento que existe, pues hay estudios que demuestran que si alimentamos al bebé con la leche materna hasta al menos los 3 meses de edad, se pueden prevenir muchas enfermedades respiratorias e infecciosas.
Resulta evidente, por tanto, que siempre que se pueda, dar de mamar al pequeño será la mejor opción.
La leche materna es un alimento completo que contiene todas las sustancias nutritivas que el bebé necesita y componentes para combatir enfermedades. Además, se sabe que la leche cambia su composición nutritiva y se ajusta a las necesidades del niño, a medida que el pequeño va creciendo y desarrollándose.
Muchas asociaciones pediátricas recomiendan que esta sea la vía de alimentación exclusiva del bebé hasta los 6 meses de edad. Se ha demostrado también que el hecho del contacto directo madre-hijo durante la lactancia ayuda a crear lazos y vínculos de unión entre ambos.
Bien es cierto que muchas mujeres tienen problemas con la producción y subida de la leche y no pueden tomar esta vía como la vía principal para alimentar al bebé, o muchas otras prefieren utilizar métodos alternativos por temas de incompatibilidad de horarios o cuestiones personales. Es respetables y existen fórmulas farmacéuticas preparadas para estos casos.
Primeros pasos: cómo comenzar con la lactancia
Al comienzo tu cuerpo producirá una leche especial llamada calostro, esencial para el bebé, pues le ayudará a protegerse contra infecciones. Lo ideal es que, tumbada o semi-tumbada, la primera vez coloques a tu bebé boca abajo sobre tu pecho, de forma que estéis cuerpo con cuerpo. El siguiente paso será aproximar la boca del bebé al pecho, así cuando roce el labio se estimulará el reflejo que le hará buscar el pezón con la boca. En el momento que abra la boca, introduce el pezón y ayúdalo a que lo mantenga en la boca.
Es esencial que estés tranquila y que tengas paciencia, pues poco a poco y con la práctica, el bebé irá aprendiendo a mamar.
Una cuestión muy importante es que debes saber que amamantar no debe ser doloroso. Así que si sientes dolor, interrumpe la succión del bebé deslizando un dedo tuyo entre sus encías y el pezón, y vuelve a colocarlo asegurándote de que tenga la boca bien abierta. Una vez que esté bien colocado en el pecho, él solito se encargará de lo demás.
¿Cuántas tomas al día?
Ten en cuenta que el estómago del recién nacido es pequeño y pronto se sentirá saciado. Es normal que en los primeros meses de vida tengas que amamantarlos con bastante frecuencia, si bien cada recién nacido es un mundo. Además, a mayor frecuencia, más rápido producirás leche madura y más cantidad tendrás.
Existen muchos signos que te alertarán de que el bebé comienza a tener hambre: desde el nerviosismo y la inquietud, a chuparse las manos o buscar con la boca y, por supuesto, el llanto. Muchos expertos aseguran que el llanto debe ser el último recurso, por lo que deberemos permanecer siempre alerta.