La alergia a la leche de vaca la pueden padecer personas de todas las edades y aunque es abundante en los lactantes, éstos la suelen superar con la edad. Si tu bebé presenta algunos síntomas como heces blandas o sueltas, vómitos, náuseas, rechazo a la alimentación, cólico del lactante o erupciones cutáneas como eccemas es porque puede ser alérgico a la leche de vaca.
La leche puede ser ingerida directamente o por la ingesta de la madre de ésta aunque los lactantes amamantados son menos proclives a desarrollar esta alergia.
Para tranquilidad de todos los padres, la detección de la alergia a la leche de vaca es sencilla al igual que su tratamiento, por lo que con las medidas y precauciones necesarias es posible conseguir que el niño se desarrolle de forma completamente normal. También hay que destacar que la Intolerancia a las proteínas de la leche de vaca es muy diferente a la alergia ya que está producido por otro mecanismo y suele ser más leve.
La alergia a la leche ocurre cuando el sistema inmunitario del bebé o de la persona interpreta equivocadamente que la proteína de la leche es una sustancia peligrosa, contra la que debe defender el organismo.
Los pediatras aconsejan vigilar las primeras tomas con leche artificial ya que las reacciones no tienen por qué producirse con el primer biberón y el sistema defensivo puede tardar en reconocer como extrañas a las proteínas de la leche.
No obstante, en cuanto detectes algún síntoma de alergia aunque sea en un nivel leve es conveniente que acudas a tu pediatra. Aunque haya algunos niños que no superan con la edad la alergia, a la mayoría de niños les desaparece por si sola a los 3-5 años.
