El cambio de la cuna a la cama es un momento por el que todo niño debe pasar. Aunque no hay una edad determinada para este acontecimiento, se recomienda que se haga entre el año y medio y los tres años como máximo. Es en este periodo cuando los niños comienzan a desenvolverse por sí mismos y se sienten inquietos si están en la cuna. Uno de los motivos fundamentales por los que los padres se deciden a dar el paso es porque los niños intentan “escapar” de la cuna y puede sufrir algún accidente.
Seguridad en la nueva cama
La cama a la que traslademos al niño debe ser lo suficientemente amplia para el niño. Además, es importante colocarla alejada de ventanas, enchufes o esquinas con las que pueda golpearse si intenta salir de la cama por su cuenta. La seguridad del bebé es importante, por lo que en los primeros días hay que evitar peligros que rodeen la cama para que el niño pueda explorar el nuevo entorno sin problema. Si hay algún enchufe cerca siempre es posible comprar un protector de enchufes para evitar que los niños metan los dedos dentro.
En las primeras semanas es importante vigilar al niño con frecuencia. Por la noche, se puede colocar una barrera de cama para evitar que se caiga al suelo si se mueve durante el sueño. Son mucho más flexibles que los barrotes de la cuna y evitan este tipo de accidentes.
Cómo hacer el cambio
El cambio de cama puede ser un momento difícil para el niño, así que se le puede plantear como un juego en el que participe activamente. Mientras se divierte eligiendo sábanas y probando su nueva cama podemos contarle que ya es mayor para dormir allí como los “niños grandes”.
La familia también puede participar en este cambio alentando al niño a hacer el cambio y enseñándole que es algo muy bueno. Si el cambio a la cuna se produce porque hay un bebé en camino, conviene hacerlo meses antes de que el nuevo niño nazca. De esta manera se evitarán episodios de celos ya que el mayor puede sentir que el recién nacido le ha usurpado su lugar de descanso.
Si el niño es muy inquieto o se mueve mucho, podemos comenzar por utilizar un somier bajo en el suelo con un colchón grueso y después, poco a poco, subirlo a una cama normal. En este proceso es bueno comprar barreras de cama en Sevilla para que el niño se vaya acostumbrando poco a poco.
Aunque muchos padres piensan que para acostumbrar al niño a la cama hacen bien en que duerma con ellos algunas noches, es un error porque entonces no aprenderá a dormir solo. Lo mejor es hacer el cambio definitivo en una sola noche, aunque es posible que durante unos días el niño tarde en adaptarse a su nuevo lecho y se despierte en mitad de la noche o llore. En estos casos lo mejor es hablar con él y hacerle entender que todo es normal y que va a estar mucho más cómodo en su habitación que en la cuna pequeña.